Comprimir audio

Existen formatos de audio sin comprimir (por ejemplo, WAV, AIFF), pero para un almacenamiento / distribución más conveniente, a menudo se utilizan códecs que comprimen los datos de audio. La compresión de datos (compresión de datos) se realiza con el fin de reducir el volumen que ocupan los archivos y se basa en eliminar la redundancia contenida en los datos originales. La música digital se nos ofrece con mayor frecuencia, a través de tiendas de medios y servicios de transmisión, en formatos que utilizan compresión con pérdida. Para comprimir el archivo, para hacerlo más pequeño, los datos se extraen del original y nunca se pueden recuperar. Estos datos no se eliminan accidentalmente. Usar formatos de archivo psicoacústica para sortear las limitaciones de la audición humana eliminando cosas que ni siquiera sabíamos que estaban allí.

La compresión con pérdida significa que hemos perdido parte de la información en el proceso. Los algoritmos de compresión con pérdida intentan asegurarse de que solo perdamos datos que no son demasiado importantes para nosotros. La compresión sin pérdida es cuando reducimos el tamaño del archivo sin perder calidad. Para ello, se utilizan interesantes técnicas matemáticas y de codificación. La idea principal es que durante la decodificación, todos los datos permanecen en su lugar. La compresión de audio es un proceso de procesamiento diseñado para reducir el rango dinámico de una señal (la diferencia entre los sonidos más bajos y los más altos). La palabra Lossy se usa en audio digital para describir el tipo de compresión que se usa para almacenar datos de audio. El algoritmo utilizado en el formato de audio con pérdida comprime los datos de audio de tal manera que se descarta cierta información. Esta pérdida de señal significa que el sonido codificado no es idéntico al original.